martes, 14 de abril de 2020

CUENTOS LIBRES PARA EL ENCIERRO XV. "La astucia del pastor"

La astucia del pastor es un cuento propio que nos envía Joxe, papa de un peque de cinco años desde el CP de La Navata. Al final del texto podréis encontrar el audio para escucharlo narrado por él mismo. 

La astucia del pastor
Erase una vez un pastor que vivía con su perro en una pequeña aldea a los pies de grandes montañas y bosque virgen. Tenía un rebaño de lindas ovejas, algunas de las cuales habían sido mamás y tenían unos preciosos corderitos.
Todos los días el pastor y su perro caminaban por el bosque junto a sus ovejas, y al llegar la noche, para protegerlas del lobo y el oso, que en esta zona aún vivían en libertad,  las resguardaban en una cabaña a las afueras del pueblo.
Un día a eso del mediodía, el cielo oscureció de repente llenándose de infinitas nubes negras como el carbón. ¡las nubes, que siempre eran grises ahora eran negras, muy negras!
Al pastor esto no le importó, el ya sabía que algo así podía pasar. Pero, de pronto, se empezó a crear el rumor de que las nubes negras significaban que el fin del mundo se acercaba. Incluso, hubo gente que empezó a comerse  todo lo que tenían en la despensa por si se lo comían los ratones cuando ellos murieran...
Tampoco llovía, lo cual también era muy raro y muy perjudicial, pero el pastor pensaba que si se dejaba a la naturaleza en paz, después de unos días todo volvería a la normalidad, solo había que darle a la naturaleza la oportunidad de curarse de la contaminación que los propios humanos habíamos producido, sobretodo, los que vivían lejos de los pueblos.
Vivir entre nubes negras era una situación muy engorrosa y para el pastor, lo peor era que había que andar todo el rato con linternas. ¡con lo bonito que era andar en el campo con la luz del sol!
Los jefes de la comarca, que vivían en grandes edificios o casas lujosas alejadas de la gente normal y que además, eran los que más contaminaban, no entendían nada y se asustaron ante lo desconocido. Pensaron que habría una tormenta espeluznante con una lluvia ácida muy tóxica muy tóxica que podía quemar a la gente. Los científicos así lo habían asegurado luego de haberlo estudiado mucho. Entonces, prohibieron a la gente salir de sus casas, y como algunos no lo entendían muy bien, enviaron a la policía y al ejercito para que hicieran cumplir la ley “cueste lo que cueste”.
El pastor no entendía porque los jefes de la comarca tomaban estas medidas, “superaba el comerse todo lo que había en la despensa” pensó, ¡el tenía que cuidar de sus ovejas y de los corderitos, como el resto de sus paisanos tenía que cuidar a sus  animales! Si quieren prohibir ¡¡que prohíban las cosas que contaminan!!
Intentó hacerse entender, pero por más que intentaba razonar con las autoridades, no le hacían caso “¿como puede un simple pastor saber más que todos nuestros científicos, políticos y militares?”, le decían, “eso son ideas de un loco”. Otros, más amables, le intentaban hacer comprender al pastor que era normal que la gente tuviera miedo. Pero el pastor tampoco entendía: “¿Como es posible vivir con tanto miedo?”. 
Cansado de intentar razonar, buscó la calma e ideó un plan para poder seguir cuidando de sus ovejas y caminar en libertad.
Como no podía salir de su casa porque los guardias le estaban siempre vigilando por defender a sus vecinos, cabo un túnel con su perro hasta unas huertas más allá, y desde allí, recorriendo un antiguo sendero por el que no podía ser visto, conseguía llegar a la cabaña de las ovejas.
Y como todos los días, como siempre había hecho, hiciera frío o calor, lluvia o nieve, el cielo azul o negro como el carbón, iba llamando a sus ovejas una a una y las reunía para ir todos juntos a caminar por el bosque.
Así, ajenos a las extrañas ideas de los jefes de la comarca, pasaron los días mientras las infinitas nubes negras cubrían el cielo. Las cuales, y como le había intentado explicar el pastor a las sabiondas autoridades, se fueron cuando la naturaleza, con mucho esfuerzo ya que las nubes de polución son muy pesadas, pudo volver a poner las cosas en su sitio.
Los jefes de la comarca se alegraron y en lugar de dejar de contaminar, siguieron con sus vidas como si nada hubiera pasado.
Pero cuidado, porque la próxima vez, quizá la naturaleza no podrá contener los males que le infligen los humanos...

Joxe Rosqueiro Xares -primavera 2020-

ABRAZOS BIBLIOTRABENQUEROS

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