martes, 15 de marzo de 2022

ENTREVISTA A ELIA TRALARA. Crónica de su visita en la XI Edición del Ciclo Raros en el Trabenco

El pasado miércoles 2 de febrero, inauguramos la XI edición del Ciclo Raros en La Biblioteca del Trabenco. Un proyecto del que estamos bien orgullosas y que nos acerca al cole, a pie de aula, en cuerpo y palabra, la flor y nata del cuento contado. Un reto de lujo para formar paladares críticos y exigentes en torno a la literatura.

En esta ocasión llegó de tierras segovianas Elia Tralará, una Rara que tiene a gala ser de pueblo y que traía una olla de cuentos para compartir con aromas deliciosos.  

Acompañó en horario lectivo a las criaturas del segundo ciclo y por al tarde inauguramos con ella un espacio de cuentos en el patio, junto a la fuente, con todas las familias del cole. Si estuviste allí no tengo que decirte lo rebien que lo pasamos.

La presentación corrió, como siempre, a cargo del comité infantil de biblioteca con el tradicional pregón:

SE HACE SABER DE PARTE DEL COMITÉ INFANTIL DE BIBLIOTECA QUE HOY NOS VISITA UNA MAGNÍFICA RARA.

EN UN PEQUEÑO PUEBLO LLAMADO COBOS DE SEGOVIA NACIÓ UNA GRAN NARRADORA.

SU VOCACIÓN NACIÓ POR CULPA DE TRES PERSONAS: SU PAPÁ, LA TÍA ANTONIA Y EL ABUELO LUCIANO.

ELIA ERA OFICINISTA EN UNA REVISTA, PERO FUE MUY LISTA Y DECIDE VIVIR DEL CUENTO PARA CONVERTIRSE EN UNA ARTISTA.

ESTUDIÓ TEATRO, ESCENOGRAFÍA Y TAMBIÉN APRENDIÓ A HACER LA PAYASA.

Y SIN MÁS DILACIÓN, ESCUCHAD CON ATENCIÓN PORQUE AQUÍ OS DEJAMOS CON ELIA TRALARÁ.

Y bueno, ¡que os voy a contar!, Elia vive del cuento y hace tan bien su trabajo que conoce al dedillo los ingredientes más ricos y en su justa proporción, para abrir el hambre de cuentos, y hacernos disfrutar viajando a donde se le antoja. 

Y como además tenemos imágenes de los mejores instantescallamos para compartir algunos de los momentos más bonitos de la jornada.





La tarde, en la Fuente, fue todo un acontecimiento, donde la narración oral fue protagonista de momentos inolvidables de la mano de esta magnífica narradora, que guarda en su mochila muchas horas de cuentos contados. 




Elia luciendo encantada un emocionario que le regalaron nuestras criaturas. 

Te invitamos a conocer más a esta gran cuentista, con una exclusiva entrevista que nos ha concedido y que destila un enorme entusiasmo por el oficio de contar. 

ENTREVISTA A ELIA TRALARÁ

-       Elia, ¿Quién te contaba cuentos cuando eras pequeña? ¿Cuál era tu cuento favorito?

La Tía Antonia, una tía soltera de mi madre que para mí y mis hermanos hacía el papel de abuela, nos contaba algunos cuentos, retahílas, etc. como el Gallo Kiriko o el Pim pim pim zarramacatín.

Otra figura de referencia ha sido mi abuelo Luciano, que no nos contaba cuentos, pero era un gran narrador de historias de vida. Las entrelazaba con chistes y chascarrillos y podía estar horas y horas sin parar de narrar anécdotas de gente de la comarca, de cuando estuvo en la guerra o de los antepasados. Tenía una memoria absolutamente prodigiosa. No he conocido a nadie con semejante capacidad.

Pero el que recuerdo como mi cuento favorito es “Pepín y el abuelo”, de Hilda Perera, tal vez porque lo tengo asociado a un momento especial: nos lo leía mi padre a mi hermana y a mí en la cama por la mañana los fines de semana. Actualmente está en mi repertorio y le tengo un gran cariño a ese cuento.

- ¿Cómo descubres que quieres ser narradora oral?

En Cobos de Segovia, mi pueblo, durante la niñez y la adolescencia, un grupo de niñas preparábamos teatros que luego representábamos en la plaza delante de todo el pueblo, por iniciativa propia y sin ningún adulto de por medio. El buen sabor de boca que me dejaba año tras año ese “juego” me dejó un poso que permaneció dormido por muchos años, hasta que al terminar la carrera, ya viviendo en Madrid, empecé a apuntarme a talleres de teatro para aficionados y cursos de clown.

Un día vi un anuncio de un taller de narración oral, decidí probar y me enganchó, sobre todo por la libertad y la independencia que me daba: podía escoger el texto que quisiera, contarlo a mi manera y era sencillo conseguir un público que te escuchara.

Así empecé, por pura afición, hasta que años después decidí dejar mi trabajo oficial, de redactora en una revista, y estudiar teatro en serio, en la Escuela de Mar Navarro y Andrés Hernández (método Lecoq). Al finalizar pusimos en pie algunas obras de teatro en las que yo representaba un personaje y ahí acabé de darme cuenta de que lo que me gustaba era compartir historias de viva voz, el diálogo, el contacto directo con quien escucha, mirar de frente, sin personajes ni cuarta pared de por medio. Me sigue encantando el teatro, pero ahora tengo muy claro que mi código es más cercano a la narración oral, aunque a veces pise la difusa frontera que separa a ambos. No tengo demasiados prejuicios ni limitaciones internas a la hora de mezclar disciplinas.

 

- ¿Cómo es el camino que haces? (Los pasos, las dificultades, los  apoyos…)

El camino ha sido y sigue siendo un descubrimiento, un reto continúo, un asombro y una maravilla. A menudo pienso en todo lo que me han dado los cuentos y la narración oral tanto a nivel profesional como a nivel personal. Es un auténtico privilegio haber encontrado un camino tan bonito y poder dedicar mi vida a algo que me llena.

Ya os he resumido mis primeros pasos en la pregunta anterior. El punto de inflexión llegó cuando decidí dedicarme a ello de lleno y dejar lo que hasta entonces me daba de comer: un trabajo con contrato indefinido de redactora en una revista. Mi familia respetó mi decisión, pero cuando no tienes antecedentes artísticos de ningún tipo ni referentes cercanos, cuesta mucho que te tomen en serio y demostrar que contar cuentos puede ser un modo de vida. Una década después, ya se lo creen, jajaja. La excepción es mi hermana, que lo creyó desde el principio y siempre me ha animado a seguir adelante.

Como apoyos, además de la familia, mi pareja y mis amigos y amigas cercanas, añadiría también los propios colegas narradores y narradoras. Creo que, en general, nos apoyamos bastante: nos consultamos, nos pasamos información o nos recomendamos entre nosotros. En ese sentido, pienso que las asociaciones (yo estoy en AEDA y en MANO) han contribuido a crear esa red y esa sensación de gremio.

- Háblanos del lugar más especial en el que has narrado cuentos.

Podría llenar treinta páginas hablando de lugares especiales donde he contado porque cada lugar y cada público es único. Esa es la magia de las sesiones de cuentos, que cada una es una experiencia irrepetible.

He contado en plazas de pueblo, teatros, hospitales, castillos, muchas bibliotecas, coles…  pero en este momento se me viene a la cabeza una residencia de ancianos en Segovia, hace unos meses, con el coronavirus muy activo y, por tanto, restricciones de todo tipo. Antes de entrar, tuve que vestirme de arriba a abajo con el EPI, doble mascarilla, patucos, guantes y gorro. Era la primera actividad que hacía la residencia y yo, prácticamente la primera persona que entraba desde el comienzo de la pandemia. Fue una contada conmovedora por las ganas que tenían los residentes – y el personal también - de historias y supongo que de ver y escuchar a alguien que viniese de fuera, que trajese un poco de aire fresco.

- Hay algún lugar dónde te gustaría contar y todavía no lo has hecho

La verdad es que estoy muy satisfecha con los lugares donde cuento y he contado, pero pensándolo bien, igual te diría algún festival de narración o de artes escénicas concreto, porque aunque he estado en unos cuantos, los festivales suelen ser ocasiones inmejorables para disfrutar de otros compañer@s, aprender otras maneras de narrar y de hacer e intercambiar pareceres. Si además te dan la posibilidad de viajar, conocer otras regiones o países y tener un poco de fiesta, mejor que mejor.

- ¿Qué es lo que más te gusta del oficio de narrar? ¿Y lo que menos?

Del oficio de narrar me gusta todo salvo un aspecto en el que creo que coincido con más compañer@s, pero empiezo por lo bueno, que sin duda alguna gana por goleada.

Disfruto muchísimo el momento previo, el de la creación, leer, buscar, andar alerta al cruzarte con buenas historias (esto es 24/7), ensayos (sobre todo si los hago acompañada). Además, la narración oral me da una libertad que no encontraba en otras disciplinas artísticas, como he mencionado antes. Ponerme a contar historias frente a un público, la mayoría de las veces es una fiesta, algo parecido a una catarsis individual y colectiva. Siempre digo que de no haberme dedicado a la narración oral, me habría enganchado a los deportes de riesgo. Hay algo en esa adrenalina de ponerse frente al público, que es adictivo.

Me gusta trabajar sola por la independencia que me da, pero a veces echaba de menos compartir viajes y tener otros puntos de vista sobre el trabajo. Esa espinita me la saqué en 2018, cuando estrenamos el espectáculo de narración y música “Orgullo rural”, en el que estoy acompañada por Uxía López y codirigida por Marta A. García Rojas, dos excelentes compañeras de viaje.

Y en el lado oscuro… detesto tener que dedicar una excesiva cantidad de tiempo a los trámites burocráticos. En aras de la transparencia, creo que a las administraciones se les ha ido la mano.

- Si fueras el personaje de un cuento clásico ¿Quién serías?

Más que un personaje de cuento clásico, te diría un personaje clásico de la literatura infantil y juvenil por el que siento especial predilección: Pippi Calzaslargas. Tal vez no soy tan irreverente y tan libre, pero cuando sea mayor quiero ser como ella, jaja.

- Dinos tres ingredientes imprescindibles que tiene que tener una buena narradora.

El primero, la pasión por lo que haces, aunque esto lo aplicaría a cualquier profesión. Si eres carpintera y te encanta trabajar la madera, terminarás siendo buena carpintera, aunque de partida haya personas con habilidades similares a las tuyas. Creo que es más importante el tesón, la insistencia, la voluntad y el trabajo concienzudo, que el talento del que partes. Cuando la gente me dice: “se te da muy bien”, pienso que no mejor que a otras muchas personas que no se dedican profesionalmente a ello. La diferencia es que lo he trabajado, me he formado, he contado miles de veces y eso me ha dado el “oficio”, las tablas o el saber hacer que ahora sale a relucir. No cae del cielo. Al menos, no en mi caso.

Estas son características tal vez demasiado genéricas, aunque fundamentales, en mi opinión. Más específicas destacaría la de saber escuchar (el entorno, el público…) y tener siempre la voluntad de transmitir, comunicar y pasarlo muy bien compartiendo las historias.

- Si fueras el personaje de algunos de tus cuentos ¿Quién te gustaría ser y por qué?

Ya he mencionado antes, que siento especial debilidad por Pippi Calzaslargas, pero en general, me gustan los personajes libres, que rompen las normas, que siguen su instinto y, como a todo el mundo, me atraen l@s pequeñ@s que vencen al ogro, al lobo, a la bruja o al dragón y la tradición está llena de este tipo de personajes. 

- Acabamos donde empezamos, ¿Quién te cuenta cuentos hoy a ti?

Historias y anécdotas contamos tod@s y hay mucha gente que me las cuenta a diario. En este sentido y cuando está inspirado, mi padre es imbatible.

Cuentos como tal, me cuento sobre todo yo, que antes de presentarlos en público, me los voy repitiendo a mí misma una y otra vez, jaja. También me gusta mucho que me cuenten los niños o niñas, cuando tengo oportunidad. Siempre tienen un punto de vista que me interesa mucho. Además, cuando puedo, asisto a sesiones de narración oral de colegas de profesión.

- ¿ Cuál es tu cuento favorito?

Ay, qué difícil… es cómo preguntar a una madre o a un padre por su hijo favorito, jaja. Me gustan todos los que cuento - esto es condición indispensable, claro - y de los que no cuento también hay algunos que me encantan y sé que en algún momento contaré. Va por momentos, pero te puedo decir de entre los clásicos, “El traje nuevo del emperador”, “Hansel y Gretel”, “La doncella guerrera” o el “Oricuerno”, “El gato con botas”...

De los de autor, ahora estoy muy enamorada de “Cocorico”, de Marisa Nuñez y Helga Bansch, que por su estructura tradicional funciona de maravilla con los peques; también de “Y si no fuera un cuento...”, de Saul Schkolnik, “El rey del bosque”, de Margarita del Mazo y Rocío Martínez, “Los cinco desastres”, de Beatrice Alemagna… pero te podría decir muchos más.


- ¿Alguna cosa más que nos quieras decir o que te quedes con ganas de contarnos?

Una narradora siempre se queda con ganas de contar algo, pero por hoy, creo que ya ha sido suficiente :-) Solo me queda daros las gracias por el trabajazo que haceis en Trabenco en torno a los cuentos, por esta entrevista y por haberme dado la oportunidad de conoceros de cerca y de contar en vuestro cole.

¡ELIA!  LAS AGRADECIDAS SOMOS NOSOTRAS

 Nos dejas completamente encandiladas, así que te llenamos de 

BIBLIOABRAZOS TRABENQUEROS

1 comentario:

  1. Ains,y yo me lo perdí. Pero mi familia salió encantada. Muchas gracias Elia y muchas gracias a la Comisión de Biblioteca por el trabajazo que hacéis y por traernos a estas raras y raros tan maravillosas que aportan tanto a nuestras criaturas.

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