sábado, 20 de marzo de 2021

IV MARATÓN DE CUENTOS. 39. Mar del Rey: "Menos lobos Caperucita"

 Mar del Rey, nos cuenta su propia versión del cuento de Caperucita.



MENOS LOBOS CAPERUCITA

Por Mar del Rey

 _¿Para ir a casa de tu abuela? Por aquí vas mal, no, tú coge el camino del bosque, claro, ese que va por lo oscuro, no bajes hasta el río es tontería, así llegarás mejor y más rápido, ya verás.

Ella se pone su caperuza roja y echa andar por donde el lobo le ha señalado, mientras él corre por otro camino que le llevará mucho más rápido hasta casa de la abuela.

Encuentra la puerta entornada, tal y como le dijo la niña, y entra sigiloso. La abuela está medio dormida. Él se acerca despacio, paso a paso, entonces crujen unas tablas del suelo.

La abuela entreabre los ojos, alarga la mano hacia la mesilla en busca de sus gafas, las golpea y caen. El lobo se abalanza justo en el momento en que ella se agacha y alarga la mano tanteando el suelo.

El lobo cae en el lateral de la cama que ella acaba de dejar vacío, retrocede.

_Pero se puede saber qué haces ¿eres tú Caperucita?

La abuela se incorpora, se coloca las gafas, mira hacia él, aunque ya solo ve una boca una boca que cada vez es más grande y oscura.

_Auxil…

El lobo se traga el grito, las gafas y a la abuela con ropa y todo. No hay nada más peligroso que un lobo hambriento.

 Después urde un plan para hacerse absolutamente irreconocible como lobo. Abre el armario de la abuela y le sorprende la variedad de conjuntos de noche que tenía la vieja. Saca unos y otros. Caperucita estará a punto de llegar, pero uno no se puede poner cualquier cosa. Se prueba delante del espejo un camisón verde, no, el verde nunca le fue bien a la cara, otro azul apagadito, pero con ese parece un bebé, al fondo del cajón encuentra uno rosa monísimo con lazos, además tiene gorro de dormir a conjunto. Se tapa los hombros peludos con una suave mañanita también rosa y busca unas zapatillas del mismo color, como no podía ser de otra manera. Es muy probable que no las use, pero todo el mundo sabe que el complemento perfecto para un vestido es el calzado, así al pie de la cama en conjunto con todo lo demás, quedan divinas.

El lobo se mete en la cama y espera convencido de que la Caperucita llegará y le confundirá con la abuela y está en lo cierto según cuentan una y otra vez.

 

TOC, TOC, TOC

_Pasa, pasa hijíta -dice el lobo fingiendo ser la vieja. No entra nadie.

TOC, TOC, TOC

_Y por qué no entra, espera…tengo que decir las palabras, ¿cómo era? ¡Ah sí! Tira de la aldabilla y caerá la tarabilla.

Pero nadie abre. El lobo se levanta de la cama, se coloca la mañanita sobre los hombros, coloca el lacito del camisón centrado en su pecho, mete una pata en la zapatilla, la otra, va hacia la puerta y abre.

Se encuentra frente a frente con otro lobo que al principio no le ve, entretenido con su propia frase.

_...entonces soplaré y soplaré y tu casita derribaré.

El recién llegado hincha los carrillos y ahora sí repara en el lobo en camisón y deja escapar todo el aire.

_Colega.

_...

_Te has confundido de puerta.

_Pero ¿qué haces tú en esta casa? -pregunta el recién llegado.

_Soy el lobo de este cuento ¿qué haces tú aquí?

_Iba persiguiendo a dos cerditos que me tienen loco de tanto correr detrás de ellos y me he despistado.

_¿Te refieres a los cerdos que viven en una casa de paja, una de madera…?

_Esos mismos.

_Pero no, eso es justo cruzando el río, en la otra colina. Tienes que ir hacia el bosque y desviarte en la fuente hacia arriba…

_Ah…vaya

_Un momento, si vas hacia allá te cruzarás con Caperucita y puede que sospeche.

El otro lobo asoma la cabeza y mira hacia fuera.

_ Parece mentira que a estas alturas de la historia te confundas de puerta y de cuento ¡Rápido! Pasa y métete en el armario.

El lobo recién llegado se esconde. El primer Lobo se quita sus zapatillas rosas, vuelve a meterse en la cama, se coloca el gorro y ajusta el lacito rosa del camisón centrado en el pecho y la mañanita sobre sus hombros peludos.

 TOC, TOC, TOC

_Pasa, pasa hijíiita.

TOC, TOC, TOC

_Ay se me olvida siempre…Tira de la aldabilla y caerá la tarabilla.

No se oye nada, ni se ve movimiento en la puerta de la casa. El lobo se levanta de la cama, coloca el lacito del camisón centrado en su pecho, se pone la mañanita sobre los hombros, mete una pata y después la otra en las zapatillas, y va hacia la puerta. Entonces se escucha una voz que viene de fuera.

_¡Abridme cabritillos, soy vuestra mamá!

_No me lo puedo creer.

La puerta se va abriendo poco a poco, por el lateral de abajo aparece una pata peluda y blanca mientras por arriba asoman dos grandes orejas oscuras.

El lobo de la Caperucita abre la puerta de sopetón, y se encuentra al otro lado a un lobo que se incorpora asustado.

_¿Quieres dejar de hacer el ridículo?

Ambos se observan un momento en silencio. El lobo recién llegado mira al otro: su gorro, los lacitos del gorro, del camisón, las zapatillas rosas cubriendo sus patas…

_¿Quién es el ridículo? ¿Tú te has visto? Yo solo tengo una pata cubierta de harina.

_Para una vez que voy de mujer prefiero estar mona…¿Se puede saber qué haces aquí?

_Buscar a los cabritillos.

_¿Te parece esta su casa?

El otro mira a su alrededor: ve la cama, la cómoda el armario, el fuego encendido.

_No mucho, no.

_Toda la vida yendo por el mismo camino y te pierdes a estas alturas.

_Mira tengo un hambre que ni veo. Además ¿sabes el lío que es mi historia? Primero a casa de los cabritillos, luego al gallinero a por claras, luego de vuelta a la casa de los cabritillos, luego al molino a por harina y ahora… ya no sé ni dónde estoy.

_¿Vas a la casa de los cabritillos?

_Sí, claro, eso quería.

_¿La casa donde viven la mamá y 7 cabritillos que está cerca de un bosque?

_Esa misma.

_Pero esa casa queda para el otro lado, tienes que salir, subir por esa colina, atravesar el bosque y…

_Ah, vaya.

_Un momento, si vas hacia allá te cruzarás con Caperucita y puede que sospeche.

El otro lobo asoma la cabeza y mira hacia fuera.

_Parece mentira que a estas alturas de la historia te confundas de puerta y de cuento ¡Rápido! Pasa y escóndete.

El lobo de Caperucita señala hacia el armario, el de la pata blanca abre la puerta.

_Aquí dos no cabemos- dice una voz desde la sombra del interior el otro da un respingo.

_Pero tú ¿quién eres?

_Otro despistado.

_No es tiempo de presentaciones.

El lobo del armario sale y sonríe.

_Despistado y hambriento. Soy el de los Tres cerditos ¿qué tal? -le acerca la pata, el otro la sujeta con la suya cubierta de harina y le mancha de blanco.

_Perdona, no paro de meter la pata -dice el de los Cabritillos.

_Nada, no te preocupes, entonces ¿cómo has llegado hasta aquí?

_En realidad yo iba a casa de los cabritillos.

_¿Esos que son 7 que viven con su mamá?

_Los mismos.

_¡Ah pero es por otro lado!

Se sientan sobre la cama y empiezan a charlar. El de la Caperucita se les acerca y los levanta de un tirón de orejas.

_¡Queréis hacer el favor de esconderos! La niña está a punto de llegar.

El del armario va hacia el armario, el otro se queda de pie mirando a su alrededor.

_Métete en la cómoda, voy a echar un vistazo, con tanto trasiego a lo mejor nos ha visto y se ha asustado.

El de los cabritillos vacía un cajón de la cómoda, mete la ropa debajo de la cama con su pata y se mete dentro, antes de cerrar el cajón asoma la cabeza.

_¿Y si viene la abuela?

_Eso ¿y si viene la abuela? -corea otra voz desde el armario.

_La abuela no nos va a molestar.

_¿Cómo puedes estar tan seguro?

_Soy el lobo de este cuento, conozco sus horarios. Ahora silencio.

Se escucha una especie de rugido desde el armario.

_¿Qué ha sido eso?

_Mis tripas…

_Anda, si os portáis bien os dejo los huesos de la niña para hacer un caldo.

 El lobo sale, se entreabren la puerta del armario y el cajón de la cómoda. Los ojos de los lobos se encuentran.

_ ¿Has oído lo que acaba de decir? -pregunta el de los Tres Cerditos.

_Es un idiota -le contesta el de la cómoda.

_No quiere compartir a la niña y ¿sabes qué? Creo que ya se comió a la abuela.

_ ¿Cómo estás tan seguro?

_Tiene aquí su bolso y una abuela no va a ningún sitio sin su bolso.

_Eso es micromachista.

_Lo que tú digas, pero es extraño. Además, una vieja no se aleja tanto de su casa y más si está enferma.

_ ¿Cómo sabes que está enferma?

_Es la abuela de Caperucita, por dios, cultura general.

_Bien, si se ha comido a la abuela y de la nieta solo nos va a dejar los huesos, este lobo se merece un escarmiento. Además ¿has visto que casa tiene?

_La casa y el cuento, este come carne tierna una vez sí y otra también y nosotros…

Suspiran los dos lobos a la vez.

_Ataquémosle cuando esté desprevenido. El aullido será la señal.

El lobo del cuento entra corriendo.

_ ¡A callar! que viene Caperucita.

Los otros dos se hacen un guiño y cierran puerta y cajón.

 TOC, TOC, TOC

_¡Tira de la aldabilla y caerá la tarabilla!

Entra Caperucita en la casa.

_Menos mal, alguien que entiende la frase.

_¿Qué dices Abuelita?

_Nada, nada que pases hijita, que pases.

_Ay abuela qué mala pinta tienes, debes estar muy enferma.

_Gracias hijíiita tú sabes animar a una vieja.

_Perdona, mira te he traído tortilla de mamá. ¿Quieres que te corte un trozo?

_Luego hijíiiita ven conmigo a la cama que tengo mucho frío.

_Pero abuela, eso es colecho.

_¡Qué colecho ni qué coleches! Es lo que se ha hecho toda la vida.

La niña se mete con la abuela en la cama y empieza a temblar.

_Abuelita, tienes el cuerpo lleno de pelos.

_Es por el antibiótico.

_Pero Abuelita ¡tienes los ojos enormes!

_Son las gafas de hipermétrope.

_¿Qué dices? Si no llevas las gafas puestas.

_Que… son para verte mejor.

_Aaahhh

_Pero abuelita ¡qué boca tan grande tienes!

_Es para ¡comerte mejor!

 Resuenan tres aullidos: el primero del lobo del cuento que tal y como está escrito se  abalanza sobre la niña, el segundo viene de la puerta del armario y el tercero del cajón de la cómoda desde donde saltan los otros lobos y caen sobre el de la cama.

Casi al mismo tiempo, a una velocidad asombrosa la niña se pone la caperuza y vuela con su capa roja hasta quedar agazapada en la lámpara de techo. Los lobos ni siquiera la ven, están dentellada va, dentellada viene. Uno se come al lobo del cuento desde la cabeza hasta el ombligo, y el otro del ombligo hasta la cola.

Cuando terminan su festín, la niña ha desaparecido, descubren la lámpara bamboleándose sobre sus cabezas y la puerta de la casa abierta.

_¡Ha escapado!

 Salen corriendo tras Caperucita pero la niña les lleva delantera. Ha llegado hasta el río donde escucha a unas lavanderas cantar y les pide ayuda, ellas extienden una sábana de una orilla a otra y la estiran haciendo un puente, la niña pasa por encima y huye hasta desaparecer.

Entonces llegan los lobos y les preguntan a las lavanderas si han visto a Caperucita. Ellas asienten y les señalan la otra orilla. Los lobos preguntan cómo cruzó. Las lavanderas extienden la sábana de orilla a orilla, ellos pasan por encima y cuando están en mitad del río sobre la zona más caudalosa, las mujeres sueltan las sábanas y los lobos caen y se pierden entre la corriente.

Fin

9 comentarios:

  1. Me flipa esta versión de la Caperu... y cada vez cuentas mas bonito, capi. Muchas gracias por ser y por sentirte trabenquera. Eres parte de nuestro proyecto. Un enorme abrazo bibliotrabenquero.

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    1. Gracias mil ¡es un placer ser un poquito trabenquera! Y participar de esta iniciativa tan chula

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  2. Qué alegría volver a verte! Y bien por esa superpoblación de lobos 😉

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  3. Qué historia y qué contada tan divertida.

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  4. Súper chulo!! Ha triunfado en casa!

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  5. Alicia Jiménez21 mar 2021, 17:51:00

    Ja,ja,ja, que buena versión de Caperucita y con el toque final de esas lavanderas locas ayudando, viva la sororidad contra los malos lobos. Un abrazo y vuelve siempre.

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    1. Gracias Alicia, el último toque es sacado de un cuento tradicional. Debe ser que viene de atrás esto de apoyarnos

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