sábado, 20 de marzo de 2021

IV MARATÓN DE CUENTOS. 28. Pequeño Dragón: "Sopa de Piedra" (A)

 Pequeño Dragón (5º) cuenta Sopa de Piedra




TRANSCRIPCIÓN DEL AUDIO

Hubo una vez un soldado, que volviendo de la guerra tubo la mala suerte, de llamar justo en la puerta de la mujer más tacaña de todo el pueblo.

-          - ¿Quién va? – Dijo la mujer

-          - Soy un soldado que viene hambriento y cansado dela guerra

-          - Pues siga usted su camino que yo no tengo nada que ofrecerle

-          - Pero hombre, ¡mujer!, si yo no soy un mendigo, si yo soy un soldado. Lo único que le pido es una olla y un poco de agua para prepararme una deliciosa sopa de piedra.

-          - ¿Sopa de piedra?... bueno, pase, pase…

Entonces la mujer dejo pasar la soldado y este puso unas piedras que llevaba en el morral en la olla que le había dejado la mujer y empezó a remover. Y a remover y a remover y a remover y después de un rato probó aquél caldo

-          - Uuuuhm, no está mal, nada mal, solo que… le faltaría un poquito de sal. Claro que usted sal no tendrá….

-          - Bueno, poco tengo, poco tengo, pero un poco de sal sí que le puedo dar.

Entonces la mujer fue a la despensa, cogió la sal y se la dio al soldado, este la echó y empezó a remover y a remover, y a remover y después de un rato volvió a probar aquel delicioso caldo.

-          - Uuuuhm, no está mal, nada mal, solo que con un poco de cebolla picada estaría genial. Claro que usted cebolla no tendrá….

-          - Bueno, poco tengo, poco tengo, pero un poco de cebolla sí que le puedo dar.

Entonces la mujer fue a la cocina, cogió una cebolla y se la dio al soldado, que bien picadita, la metió en la olla y empezó a remover y a remover, y a remover, y entonces volvió a probar la sopa y dijo:

-          - Uuuuhm, no está mal, nada mal, solo que con un poquito de zanahoria y con un poquito de puerro estaría para chuparse los dedos. Claro que usted no tendrá zanahoria y puerro.

-          - Bueno, poco tengo, poco tengo, pero un poco de zanahoria y puerro sí que tengo.

Entonces fue a la cocina cogió un poco de zanahoria y puerro y se lo dio al soldado, que otra vez lo picó y lo metió en la olla. Y empezó a remover y a remover, y a remover, y entonces volvió a probar aquel caldo:

-          - Uuuuhm, no está mal, nada mal, solo que con un poquito de apio estaría mucho mejor. Claro que usted apio no tendrá.

-          - Bueno, poco tengo, poco tengo, pero un poco de apio sí que tengo.

Se fue a la cocina cogió apio y el soldado lo troceó y lo echó la olla. Y ¡oye!, que la cocina olía genial. Y el soldado removiedo, y removiendo y removiendo. Y entonces volvió a probar aquel caldo:

-          - Uuuuhm, no está mal, nada mal, solo que un trocito de tocino le vendría de perlas. Claro que usted tocino no tendrá.

-          - Bueno, poco tengo, poco tengo, pero un trocito de tocino sí que le puedo dar.

Entonces la mujer fue a la despensa, cogió un trocito de tocino y se lo dio al soldado, lo echó en la sopa y volvió a remover y a remover, y a remover, lo volvió a probar y dijo

-          - ¡Esta sopa ya está lista!. Si quiere le invito a probarla

Entonces la mujer puso dos platos en la mesa y los dos se sentaron a comer aquella deliciosa sopa de piedra. Cuando probaron la primera cucharada, el soldado dijo:

-          - Uuuuhm, no está mal, nada mal, solo que con una rebanadita de pan estaría mucho mejor. Claro que usted pan no tendrá.

-          - Bueno, bueno, una rebanada de pan sí que puedo darle.

Entonces cogió dos rebanadas de pan enormes y los dos las mojaron en la sopa y empezaron a comerse aquella deliciosa sopa de piedra. Cuando casi había terminado la mujer dijo:

-          - Espere, espere, a esto lo que le falta es un poquito de vino

Entonces la mujer fue a por el vino y los dos echaron el vino en el mismo cuenco en el que se habían tomado la sopa y se tomaron el vino. Cuando acabaron, le dijo el soldado a la mujer:

-          - ¿Qué le ha parecido?

-         -  Pues que en las noches de invierno, lo mejor es una buena sopa en compañía. – Dijo la mujer.

Y dicen, que el soldado se quedó a vivir en la casa de aquella vieja y que todos los días preparaba para él y para la mujer, una deliciosa sopa de piedra.

 

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

4 comentarios:

  1. ¡Este Dragoncito me ha robado un cuento! y a él le sienta mejor que a mi... Que maravilla cuando los cuentos pasan de boca en boca. Sigue contando dragón, no sabes lo que disfruto escuchándote.

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  2. Pero qué bien cuentas, Dragón!!!

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  3. Hola Drago. SOY MARIO 5°. Me ha encantado tu cuento. Gracias por traerlo

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  4. Alicia Jiménez21 mar 2021, 17:45:00

    Un gustazo escucharte, me encanta como lo cuentas, muchas gracias.

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