La astucia del pastor
Erase una vez un pastor que vivía
con su perro en una pequeña aldea a los pies de grandes montañas y bosque
virgen. Tenía un rebaño de lindas ovejas, algunas de las cuales habían sido
mamás y tenían unos preciosos corderitos.
Todos los días el pastor y su perro
caminaban por el bosque junto a sus ovejas, y al llegar la noche, para
protegerlas del lobo y el oso, que en esta zona aún vivían en libertad, las resguardaban en una cabaña a las afueras
del pueblo.
Un día a eso del mediodía, el cielo
oscureció de repente llenándose de infinitas nubes negras como el carbón. ¡las
nubes, que siempre eran grises ahora eran negras, muy negras!
Al pastor esto no le importó, el ya
sabía que algo así podía pasar. Pero, de pronto, se empezó a crear el rumor de
que las nubes negras significaban que el fin del mundo se acercaba. Incluso,
hubo gente que empezó a comerse todo lo
que tenían en la despensa por si se lo comían los ratones cuando ellos
murieran...
Tampoco llovía, lo cual también era
muy raro y muy perjudicial, pero el pastor pensaba que si se dejaba a la
naturaleza en paz, después de unos días todo volvería a la normalidad, solo
había que darle a la naturaleza la oportunidad de curarse de la contaminación
que los propios humanos habíamos producido, sobretodo, los que vivían lejos de
los pueblos.
Vivir entre nubes negras era una
situación muy engorrosa y para el pastor, lo peor era que había que andar todo
el rato con linternas. ¡con lo bonito que era andar en el campo con la luz del
sol!
Los jefes de la comarca, que vivían
en grandes edificios o casas lujosas alejadas de la gente normal y que además,
eran los que más contaminaban, no entendían nada y se asustaron ante lo desconocido.
Pensaron que habría una tormenta espeluznante con una lluvia ácida muy tóxica
muy tóxica que podía quemar a la gente. Los científicos así lo habían asegurado
luego de haberlo estudiado mucho. Entonces, prohibieron a la gente salir de sus
casas, y como algunos no lo entendían muy bien, enviaron a la policía y al
ejercito para que hicieran cumplir la ley “cueste lo que cueste”.
El pastor no entendía porque los
jefes de la comarca tomaban estas medidas, “superaba el comerse todo lo que
había en la despensa” pensó, ¡el tenía que cuidar de sus ovejas y de los
corderitos, como el resto de sus paisanos tenía que cuidar a sus animales! Si quieren prohibir ¡¡que prohíban
las cosas que contaminan!!
Intentó hacerse entender, pero por
más que intentaba razonar con las autoridades, no le hacían caso “¿como puede
un simple pastor saber más que todos nuestros científicos, políticos y
militares?”, le decían, “eso son ideas de un loco”. Otros, más amables, le
intentaban hacer comprender al pastor que era normal que la gente tuviera
miedo. Pero el pastor tampoco entendía: “¿Como es posible vivir con tanto
miedo?”.
Cansado de intentar razonar, buscó
la calma e ideó un plan para poder seguir cuidando de sus ovejas y caminar en
libertad.
Como no podía salir de su casa
porque los guardias le estaban siempre vigilando por defender a sus vecinos,
cabo un túnel con su perro hasta unas huertas más allá, y desde allí,
recorriendo un antiguo sendero por el que no podía ser visto, conseguía llegar
a la cabaña de las ovejas.
Y como todos los días, como siempre
había hecho, hiciera frío o calor, lluvia o nieve, el cielo azul o negro como
el carbón, iba llamando a sus ovejas una a una y las reunía para ir todos
juntos a caminar por el bosque.
Así, ajenos a las extrañas ideas de
los jefes de la comarca, pasaron los días mientras las infinitas nubes negras
cubrían el cielo. Las cuales, y como le había intentado explicar el pastor a
las sabiondas autoridades, se fueron cuando la naturaleza, con mucho esfuerzo
ya que las nubes de polución son muy pesadas, pudo volver a poner las cosas en
su sitio.
Los jefes de la comarca se
alegraron y en lugar de dejar de contaminar, siguieron con sus vidas como si
nada hubiera pasado.
Pero cuidado, porque la próxima
vez, quizá la naturaleza no podrá contener los males que le infligen los humanos...
Joxe Rosqueiro Xares -primavera 2020-
ABRAZOS BIBLIOTRABENQUEROS
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