Érase una vez un escritor que nos descubrió que el ser humano no
estaba hecho solamente de cabeza, tronco y extremidades, sino de cabeza, tronco,
extremidades e IMAGINACIÓN. Su nombre: Gianni Rodari.
Este 2020 se cumplen cien años del nacimiento de uno de los
mayores genios que ha dado la literatura infantil, y TRABENCO quiere sumarse a
la celebración de este autor que hizo de la fantasía la herramienta más valiosa
para explorar la realidad.
Hablar de sus libros es un hermoso cuento interminable que podría
escribirse solo recitando sus títulos: Juan
el distraído se cruzó con La
mujercita que contaba los estornudos en El
semáforo azul, donde vivía El ratón
que comía gatos.
Sus textos se convierten en una lupa gigante con la
que miramos el mundo, una veces, “desde lo alto de una nube”, y otras, “a
través de un ventanuco”.
¿Su secreto? Mezclar las leyendas con las retahílas, los juegos con la fantasía, las canciones con la poesía… Todo ello, para hablar de las relaciones humanas y criticar con humor e ironía este mundo en el que vivimos y nos desvivimos.
Rodari no quiso que ningún niño se quedara sin su cuento, e inventó sus Cuentos por teléfono (1960)
Escribió un libro entero para enseñar a nuestras criaturas a crear historias, en Gramática de la fantasía (1973). Porque “todos los niños deberían ser creadores. No para que sean artistas, sino para que nadie sea esclavo”, dejó dicho.
En 1970 se le concedió el premio Hans Christian Andersen, por el conjunto de su obra, un galardón que equivale al Nobel de literatura infantil.
Pero él siguió escribiendo hasta el final de su vida (1980), investigando los mecanismos de la fantasía, haciendo Ensaladas de cuentos y Cuentos al revés. Cuentos para jugar con tres finales distintos
Y Cuentos largos como una sonrisa.
Ya lo dijo él: “¿Merece la pena que un niño aprenda
llorando lo que puede aprender riendo?”
Este 2020 nos vamos a reír mucho junto a Gianni Rodari.
No hay comentarios:
Publicar un comentario